Enfermeras filipinas las más afectadas por COVID-19

La enfermera Jennifer Somera, ha hecho más de 1,700 cubre bocas desde que comenzó la pandemia hace un año. (Foto cortesía de Jennifer Somera)

PHOENIX – Desde marzo del año pasado, la enfermera Jennifer Somera ha estado en primera línea en una unidad quirúrgica médica en un hospital del valle. Somera, que ha sido enfermera durante más de dos décadas, dijo que fue reasignada a una unidad de COVID-19 en el último año.

“A pesar de que estábamos en el lado donde no había pacientes con COVID-19, todavía usábamos cubre bocas, gafas y nos lavábamos las manos todo el tiempo”, dijo Somera. “Aproximadamente como tal vez cuatro, cinco, seis veces, sólo cuando me cambiaban a un piso con pacientes con COVID”.

Las enfermeras filipinas son el 4% del total de la fuerza laboral de la enfermería en los Estados Unidos según National Nurses United, pero representan el 30.1% de las muertes por COVID-19 entre todas las enfermeras registradas. Las enfermeras de color representan alrededor del 57.7% de todas las enfermeras que han muerto de COVID-19.

Somera no era asignada a un piso con pacientes con COVID-19 a menudo, pero tomó precauciones fuera de la unidad, y contrajo el virus de todos modos. En diciembre de 2020, Somera y su familia se infectaron con COVID-19 después de una pequeña reunión para celebrar el cumpleaños 80 de su padre.

“Estaba tan asustada”, recordó. “Realmente lo intenté, casi un año… y luego sucedió. Todavía sucedió, todos tuvimos COVID la navidad pasada”.

Su familia –tanto sus padres, su marido y su hija mayor– se recuperaron con pocos o ningún efecto secundario duradero, y Somera está de vuelta en el trabajo.

Mientras la familia estaba en cuarentena, recibió ayuda de Erlinda Singarajah, presidenta de Philippine Nurses Association of Arizona (Asociación Filipina de Enfermeras de Arizona).

“Nos llevó comida, agua, cualquier cosa, se mantuvo en contacto todo el tiempo”, dijo Somera. “Siempre preguntaba si habían cosas, algo que necesitaba para mi familia. Ella es increíble”.

La Asociación Filipina de Enfermeras de Arizona tiene como objetivo utilizar el liderazgo profesional, la tutoría y la experiencia clínica para promover el avance y el mejoramiento de la práctica de enfermería filipino-estadounidense y fomentar una imagen positiva del grupo, que tiene 10,000 miembros en todo el país.

Singarajah ha ayudado a varias personas a lo largo de la pandemia utilizando una línea de ayuda de correo electrónico anónimo para los miembros de la asociación.

“Luego pueden iniciar una sesión en nuestro sitio web y ser anónimos”, dijo Singarajah.

La línea de ayuda, llamada Magkakapatid tayo … magtulungan tayo, es en el idioma tagalo que significa “Somos hermanos y hermanas … debemos ayudarnos unos a otros.” Fue creado para ayudar a los miembros, recibir oraciones por los seres queridos fallecidos u oraciones curativas en momentos de necesidad.

Singarajah dijo que la pandemia ha hecho las cosas muy personales para ella y la asociación.

“Todos estamos repartidos por los diferentes hospitales, por lo que, cuando una enfermera se ve afectada por el COVID, todos estamos afectados”, dijo.

Las enfermeras de todo el país tuvieron problemas con el suministro de equipo de protección personal cuando la pandemia fue declarada hace más de un año. Artículos como los batas amarillas utilizadas en pandemias, las máscaras N95 y protectores faciales y gafas, dijo Somera.

Somera se ha encargado de fabricar más de 1,700 máscaras de tela para personas de todo el país. Ella las regaló a compañeros de trabajo, amigos y familiares que no tenía cubre bocas cuando comenzó la pandemia.

Además de hacer cubre bocas, también ha cosido a mano gorras quirúrgicas para sus compañeros de trabajo en los hospitales. Para ella, es una forma de devolver a la comunidad y ayudar a los necesitados.


Este reportaje fue redactado originalmente en inglés por Mitchell Zimmermann de Cronkite News.