Refuerzan el vínculo entre madres e hijas latinas mejorando salud mental

Karen Gonzalez, directora en jefe del programa Con Mi Madre juega con Karlie, su hija de 5 años, en un parque en Austin, Texas, el 23 de febrero de 2020. (Foto por Delia Johnson/Cronkite News)

AUSTIN, Texas – En el gimnasio de una escuela subvencionada en el norte de Austin, decenas de familias llenan las gradas de las instalaciones mientras cuatro parejas de madres e hijas hablan sobre temas que a menudo son considerados tabúes en su cultura. Sacar fuerzas. Tener valentía. Desarrollar vínculos, como madre e hija, para superar cualquier desafío que puedan encontrar.

Elizabeth Rodríguez y su hija, Lizbeth Okumura, están sentadas una junto a la otra ante la multitud. Por más de 8 años, ambas han sido parte de una organización cuyo propósito es ayudar a las latinas jóvenes a tener éxito fortaleciendo la relación entre madre e hija.

Hoy en día, Lizabeth tiene 20 años y espera graduarse de la Universidad de Texas A&M en 2022. Rodriguez, de 46 años, está a punto de obtener un diploma universitario. El grupo, Con Mi Madre, las motivó a lograr sus objetivos.

“Es muy normal sentir miedo” cuando sus niños crecen y enfrentan varios desafíos, dijo Rodríguez a la audiencia. Su consejo directo: “Con una comunicación cercana, mantén una relación con ella”.

Rodriguez y Lizbeth son solamente dos historias de éxito en un programa de apoyo a las latinas para que prosperen en la escuela, pero también en la vida. Juntos, la joven y la comunidad de Con Mi Madre trabajan para despertar la autoestima y resistencia en un grupo de mujeres jóvenes que han enfrentado desafíos únicos con la salud mental por mucho tiempo.

“El trabajo que estamos haciendo va a la raíz del problema”, dijo Johanna Moya Fábergas, la directora ejecutiva de Con Mi Madre. “Se ayuda a prevenir muchos de los problemas que tantos jóvenes enfrentan – como no sentirse dignos o sentirse aislados, el suicidio – todas esas cosas que si tienen una base fuerte, estarían mucho menos expuestas a enfrentar ”. Fábergas afirmó que por lo menos al tener cimientos sólidos tienen más herramientas para navegar estos problemas.

Abordar un problema grave

Con Mi Madre toma un enfoque distinto para abordar las problemáticas que enfrentan las adolescentes a través del país, en particular, las latinas.

Varios estudios muestran que más jóvenes, especialmente las niñas, reportan experimentar la depresión. Y aún más: después de unos años estables, la tasa de suicidio de los jóvenes en la nación ha aumentado un 56 por ciento desde 2007 al 2017, según autoridades federales.

Por décadas, algunos informes han encontrado que las adolescentes hispanas intentan suicidarse en una tasa más alta que las jóvenes blancas y afroamericanas.

Estadísticas como las que presentamos aquí han despertado una alarma en la comunidad de promotores de salud mental y han impulsado proyectos para latinas en particular, incluyendo “La vida es preciosa” (Life Is Precious en inglés) en la ciudad de Nueva York, que provee educación, terapia artística y otros servicios para mejorar la salud mental, y “No somos invisibles” (We Are Not Invisible en inglés), un informe que destaca las desafíos que la latinas en Filadelfia enfrentan en la escuela y estrategias para apoyar su bienestar.

Con Mi Madre inició en 1992 con un fin diferente – aumentar la cantidad de latinas que se quedan en la escuela secundaria y continúan su educación para ir a la universidad. La organización sin fines de lucro solamente tiene un requisito: las chicas necesitan entrar con sus madres u otra persona influyente en sus vidas.
Al trabajar en equipo hacia una meta compartida, las participantes de Con Mi Madre fortalecen las relaciones personales, desarrollan la capacidad de resistencia emocional y cierran las brechas culturales y generacionales que pueden dejar a las latinas luchando por encontrar su lugar entre sus compañeros.

“Crear confianza y empoderar a alguien le da acceso a la exposición a nuevos entornos, a nuevas situaciones, a nuevas oportunidades donde de lo contrario sentirían que no tienen un espacio”, dijo Moya Fábregas. “Especialmente si vienen de un contexto en el que no han estado expuestos a una variedad diferente de personas … podría ser muy intimidante”.

Luis Zayas, decano de la Escuela de Trabajo Social Steve Hicks en la Universidad de Texas, posa para una foto en su oficina en Austin, Texas el 21 de febrero de 2020 (Foto por Delia Johnson/Cronkite News)

Luis Zayas, decano de la Escuela de Trabajo Social Steve Hicks School en la Universidad de Texas en Austin, ha estudiado la salud mental de latinas desde la década de 1980 y escribió el libro que se llama “Latinas intentando el suicidio: cuando culturas, familias, e hijas chocan”.

En su investigación, Zayas encontró una confluencia de problemas que afectan la salud mental de niñas y adolescentes latinas. Ellas se enfrentan a los mismos asuntos como otras chicas, así es como comienzan a probar los límites de autonomía y autoexpresión. Pero las latinas, especialmente algunas con padres que son inmigrantes recientes, también necesitan equilibrar tradiciones culturales mientras crecen en Estados Unidos.

Tener una relación familiar fuerte es uno de los hilos en común que conecta a las niñas que tiene fuerte resiliencia emocional, según Zayas.

“Hubo un resultado particular”, dijo Zayas. “Cuánto mejor fuese la relación de la niña con su madre, menos probable era que intentara suicidarse”.

Zayas, que ha visto el trabajo de Con Mi Madre en persona explicó que: “Éste es antídoto”.
“Lo que (están) haciendo es fortalecer la relación entre madre e hija…hacer que se involucren de una temprana edad en escuelas de educación media, juntas, haciendo, esencialmente, contratos entre ellas”, agregó.

Aunque abordar el suicidio y la salud mental no es el objetivo principal de la organización, “ese fue uno de los subproductos buenos”, dijo Zayas. “Y eso es porque Con Mi Madre es tan poderosa en sus resultados”.

Junto a sus madres

El ciclo de contratación de Con Mi Madre empieza el semestre de primavera antes de que las jóvenes entran al sexto grado.

Al llegar a las escuelas primarias conectadas con escuelas de educación media alrededor de Austin, la organización trabaja con administradores y consejeros para identificar para qué niñas el programa sería una buena opción. Luego se contacta a las familias individualmente.
A través de sus tres pilares: preparación, participación y éxito, Con Mi Madre guía a las latinas a través de la escuela de educación media y secundaria, hasta la universidad. Las actividades incluyen talleres solo para hijas, reuniones solo para madres y eventos combinados para todas.

Los talleres para las hijas son enfocados en aumentar su confianza y autoestima, mientras las madres hablan sobre cómo conectarse bien con sus niñas y salvar las brechas culturales.

Los representantes de la organización, que se ha expandido a Fort Worth y El Paso, asisten a más de 900 latinas adolescentes y sus madres cada año y reportan que 100 por ciento de las estudiantes en su último año de preparatoria se graduaron en 2019.

Elizabeth Rodriguez, de México, fue contactada por Con Mi Madre cuando su hija Lizbeth estaba en tercer grado. La madre decidió matricular a sus dos hijas tan pronto como llegaron a ser elegibles.

Rodriguez aprendió, además de la importancia de la educación, cómo ayudar a sus niñas a evitar las pandillas, a mantenerse seguras en un mundo virtual y a solicitar y tener éxito en la universidad. Rodriguez dijo que ha llegado a considerar a Con Mi Madre como un pareja en la crianza de sus hijas.

“El programa apoyó mucho que nuestra familia se mantuviera unida… Estoy muy agradecida de ver a mis hijas no estar en situaciones peligrosas o tomar decisiones malas”.

Hoy en día, con su hija mayor graduada de la universidad y Lizbeth que está estudiando en Texas A&M, Rodriguez dijo que la relación con sus hijas es más íntima cada día.

A pesar de su entrenamiento con la organización, Lizbeth reconoce que era reacia a hablar con su madre sobre varios temas cuando estaba en la preparatoria. Ahora, siente que su vínculo con su madre es más sólido y se sincera mucho más.

“Estamos hablando de problemas de adultos, cosas más personales”, dijo Lizbeth. “En la escuela secundaria, quería guardarme todo para mí. … En ese sentido, nos fortaleció”.

Elizabeth Rodriguez, a la derecha habla junto a su hija Lizbeth Okumura, en un evento organizado por Con Mi Madre el 22 de febrero de 2020. (Foto por Delia Johnson/Cronkite News)

Lizbeth explicó que enfrentaba desafíos emocionales después de que su solicitud fue rechazada por A&M. Asistió a un colegio comunitario pero se sentía insuficiente, tenía pocos amigos y de vez en cuando quería volverse a su casa con sus padres.

El programa de éxito universitario de Con Mi Madre le ayudó en esos tiempos difíciles. El plan provee apoyo y conocimiento de ayuda financiera, alojamiento, apoyo cuando extrañan el hogar y otros obstáculos en persona o por Skype, texto o teléfono. También ofrecen talleres dos veces durante un semestre para hablar de inscripción en cursos y habilidades para la vida universitaria.

“Como estudiante universitaria, no sabes la diferencia entre, ‘Oh, solo estás exagerando’ o si necesitas ser diagnosticado con depresión y ansiedad”, dijo Lizbeth, quien también fue a su madre para pedirle consejo.

“Era solo una cuestión de propósito. Creo que eso es lo que estaba buscando. Mucha gente todavía busca eso: ¿Cuál es el propósito de que yo haga esto? O incluso a nivel personal: ¿cuál es el propósito de mi vida?

“Con sus palabras”, dijo Lizbeth sobre la conversación con su madre, “ella me dio un propósito”.

“Está bien hablar”

En 2001, cuando tenía 11 años, Karen Gonzalez se hizo miembro de Con Mi Madre, quienes la conocen bien la llaman “Con Mi Karen” con afecto. Gonzalez y su familia se mudaron a los EE. UU. de Toluca, México. Muchos de los otros estudiantes tenían menos reglas en sus casas y Gonzalez no tenía las mismas libertades. Buscó ayuda de un consejero escolar, que recomendó Con Mi Madre.

“La salud mental en general en nuestra cultura todavía es muy estereotipada”, dijo González. “Si habla sobre algunas de estas cosas y otras personas en su comunidad o su familia se entera, eso avergüenza a la familia. Eso significa que su familia no está haciendo lo correcto”.

Gonzalez estaba en un pozo emocional en su último año de preparatoria. Obtuvo una beca completa para cualquier institución de su preferencia, pero esa oportunidad se perdió cuando la organización de becas descubrió que no era ciudadana estadounidense.

Pensaba que nunca aprovecharía sus sueños de tener un educación universitaria, pero la exdirectora del programa en Con Mi Madre convenció a González que si lo lograría.
Gonzalez recordó esas palabras de apoyo: “‘Solamente tienes que seguir estos pasos, y están un poco más difíciles, pero te llevarán al lugar correcto. Tienes lo que necesitas.”

Gonzalez logró una licenciatura y maestría de Universidad Estatal de Texas, y ha servido como la jefa de programas de Con Mi Madre por los últimos 7 años, trabajando para ayudar a otras jóvenes a superar las barreras culturales que se enfrentaban.

“Para mí”, dijo Gonzalez, “En realidad, Con Mi Madre era ese espacio para entender que está bien hablar”.

En Arizona, Natalia Chimo-Andrade hace trabajo similar con Puentes Comunitarios (Community Bridges en inglés), una organización sin fines de lucro en Mesa que provee servicios de salud del comportamiento.

Chimbo-Andrade se conecta con latinos e hispanohablantes para brindarles tratamiento de salud mental que es culturalmente competente, y entiende las dificultades que se presentan para que las familias latinas sean abiertas sobre sus luchas emocionales.

“Al crecer como alguien que luchaba con la ansiedad y la depresión y que tenía mis propias ideas suicidas, fue muy difícil para mí ir a mi madre”, dijo Chimbo-Andrade. “Entiendo completamente lo que es ser esa hija latina y no sentirme cómoda yendo con tu padre y manteniendo mis sentimientos sumergidos. Me llevó a un punto muy bajo”.

Chimbo-Andrade espera que su trabajo, tanto en su profesión como en su hogar, ayuden a la próxima generación a superar esos obstáculos. “No quiero eso para mi hija”, aseguró.

En Con Mi Madre, Gonzalez, también, espera compartir el conocimiento que ha aprendido con más y más latinas jóvenes para ayudar a cambiar sus futuros como el suyo fue cambiado una vez.

Y un día, su hija, Karlie, que tiene 5 años, va a juntarse al grupo, siguiendo los pasos de su madre.

“Mi esperanza número uno es que ella sepa que estoy aquí, sin importar más nada… y sin importar más nada, lo resolveremos y tenemos los recursos para hacerlo”, dijo González. “Esa es otra gran cosa que aprendí a través de Con Mi Madre. Hay tantas cosas por allí, ya sea nuestro programa u otros recursos que se necesitan para diferentes dificultades”.

“Están allí”, dijo Gonzalez. “Solo tienes que preguntar”.