Activistas al poder

Raquel Terán habla con Cronkite News después de su audiencia en el Edificio Este de la Corte Superior del Condado Maricopa en el centro de Phoenix el miércoles, el 14 de noviembre 2018. (Foto por Anya Magnuson/Cronkite News)

Raquel Terán creció en la frontera sur de Arizona, en lo que llama “la calle que divide Estados Unidos y México”, mirando las familias que cruzaban la frontera para perseguir la promesa del sueño americano. Para ella, la inmigración fue y sigue siendo un proceso natural. Por eso, cuando el sentimiento antiinmigrante se desarrolló en Arizona, a ella le parecía un ataque en contra de su comunidad — un ataque en contra de su identidad.

Fue así que Terán empezó a registrar votantes y a involucrarse en organizaciones políticas. Pero se dio cuenta de que registrar votantes no bastaba.

“Ya no tenemos tiempo para tener a personas que no son realmente campeones, que no son realmente nuestros aliados”, dijo Terán. “Y es por eso que es importante que empecemos a participar, no nada más votando, pero que nosotros mismos estemos en estos puestos de poder”.

Irónicamente, poco después de su victoria electoral la identidad de Terán fue nuevamente puesta en tela de juicio. Alice Novoa, una candidata republicana no oficial a la Secretaría de Estado de Arizona, inició una demanda en contra de Terán para que compruebe que es ciudadana estadounidense. En una rueda de prensa, Terán dijo que la demanda era una forma de “guerra psicológica” con el intento de excluir su voz y las voces de sus votantes. Un juez desestimó la demanda este miércoles.

Por años, durante cada ciclo electoral, la pregunta en estados como Arizona ha sido la misma: ¿Será este año en que los latinos por fin votarán en números suficientes para hacer la diferencia?

Ya han pasado años desde que los activistas comunitarios tocan puertas, registran nuevos votantes y convencen a los que ya están registrados de que vayan a las urnas. Este año, varios de esos mismos activistas agregaron sus nombres a las boletas, en un intento de llevar su voz y la voz de su comunidad de las calles a los pasillos del gobierno.

Aunque no todos fueron electos, sienten que su meta se alcanzó: Demostrar que pueden integrarse a las salas de poder.

El fenómeno es parte de un movimiento nacional: En todo el país, personas que nunca antes habían formado parte del mundo de la política, la mayoría de ellos jóvenes y progresistas, han derrotado de forma sorpresiva a políticos establecidos.

En Nueva York, Alexandria Ocasio-Cortez, una latina, le ganó al congresista Joe Crowley, quien representó a su distrito por 14 años en el Congreso. Fue una derrota sorpresiva y de gran impacto, como las de varias mujeres y minorías étnicas quienes ganaron las elecciones por todo el país.

Sharice Davids en Kansas y Deb Haaland en Nuevo México serán las primeras mujeres indígenas en el Congreso, y Rashida Tlaib en Michigan y Ilhan Omar en Minnesota serán las primeras musulmanas. Ayanna Pressley será la primera mujer afroamericana en representar el estado de Massachusetts en el Congreso.

Una senadora mujer

Arizona tendrá una mujer como senadora federal por primera vez tras la elección de la demócrata Kyrsten Sinema. Pero la historia que se conecta con los activistas es una historia de cambios demográficos. Se proyecta que los latinos serán mayoría en el estado en el 2030, 14 años antes de que lo mismo pase en todo el país.

La pantalla en la sede de las celebraciones del Partido Republicano muestra lo reñida de la contienda entre las candidatas al Senado por Arizona, Martha McSally y Kyrsten Sinema. (Foto por Anya Magnuson/Cronkite News)

Terán es una de las caras nuevas en el movimiento político en Arizona, pero hay otras. Está María Castro, quien se postuló para la oficina del comité escolar de la Unión de Phoenix, y a un distrito donde la mayoría es de una minoría étnica. Carlos García, quien era un inmigrante indocumentado, se está postulando para el concilio municipal de Phoenix, cuyas elecciones serán en marzo de 2019.

David Garcia, un profesor universitario, perdió la elección para gobernador, pero encendió grandes esperanzas de que los latinos pueden competir para los más altos puestos de gobierno.

“Él abrió la puerta para futuros candidatos latinos que quieren postularse por un puesto estatal”, dijo Joe Garcia, el director del Latino Public Policy Center del Morrison Institute, que analiza la política y los cambios demográficos en el estado.

El final de la era de Arpaio

Quizás el personaje más polémico en la historia de la política migratoria en Arizona es Joe Arpaio, quien fue el alguacil del Condado de Maricopa durante 24 años, hasta que Paul Penzone lo derrotó en las elecciones de 2016.

Arpaio, a quien le gustaba llamarse a sí mismo “el sheriff más duro de los Estados Unidos”, era conocido por su furiosa estrategia en contra de la inmigración ilegal. Él fue uno de los defensores más fuertes de la ley anti-migratoria SB1070, que desencadenó protestas, boicots y una demanda federal de derechos civiles que acusó a los alguaciles de Arpaio de hacer uso de perfiles raciales. Después de años, fue declarado culpable de desacato a un tribunal por detener a inmigrantes contra una orden judicial. Arpaio fue indultado por el presidente Donald Trump, justo a tiempo para postularse para el Senado de los Estados Unidos en 2018, pero fue fácilmente derrotado.

Para muchos activistas latinos, lo que Arpaio defendía en Arizona, y el hecho de que pudo defenderlo durante más de dos décadas, fue una llamada a la acción. Por un tiempo, lo usaron a él para convencer a otros de que votaran en su contra. Hoy, trabajan para que la gente vote por un candidato que realmente apoyan.

“Por años, a los Latinos se les ha pedido, y a las personas de color se les ha pedido que voten en contra de algo. Vota en contra de Arpaio, vota en contra de SB1070, vota en contra de [Jan] Brewer, vota en contra de Russell Pearce, vota en contra de Trump, vota en contra del muro, pero no hay nada por que votar a favor”, dijo Ian Danley, director de campaña gubernamental de David García. “Creo que los jóvenes ahora están desilusionados con lo negativo y están buscando lo positivo”.

David Garcia hablando con sus simpatizantes la noche de la elección. (Foto por Daisy Finch/Cronkite News)

Si hubiera ganado, David Garcia habría sido el primer latino electo a una oficina estatal en Arizona desde 1974, cuando Raúl Castro fue gobernador por un plazo de dos años.

La tendencia a que los activistas latinos se desplacen de las calles a los pasillos del gobierno no es necesariamente nueva. Lisa Sanchez, una analista política que investiga los cambios demográficos y la representación en la Universidad de Arizona, ubica esta tendencia en el movimiento de derechos civiles de las décadas 60 y 70. Durante ese período, conocidos activistas latinos como César Chávez, dijo Sanchez, decidieron que si quisieran que el gobierno los escuchara, necesitarían que el gobierno empezara a parecerse a ellos.

“En lugares como Texas y California y en casi todo el Suroeste, se veía a los latinos empezar a decidir que iban a presentarse como candidatos, y comenzaron a llenar los ayuntamientos y comités escolares”, dijo Sanchez.

Ahora, dijo, la tendencia se ha vuelto más visible, a medida que los candidatos latinos van hacia posiciones de poder de alto perfil a nivel estatal y federal. Con el tiempo, dijo, estos candidatos también han tenido un “efecto de empoderamiento”: los votantes tienen una probabilidad más alta de participar en el proceso político cuando ven que las personas de sus comunidades están haciendo lo mismo.

“Es importante que se vea una persona como nosotros, que conozcan nuestras historias, que conozcan nuestra comunidad, eso es número uno”, dijo Terán. Y ahora, porque ganó su elección, Terán puede ser el tipo de representante que describió.

Conocer a una comunidad también significa conocer los asuntos que les importan. Para la mayoría de la comunidad latina, el tema más importante en las elecciones no es la inmigración, es la educación, según investigaciones del Morrison Institute for Public Policy.

Por eso, Castro escogió postularse para el comité escolar de la Unión de Phoenix—que obviamente se enfoca en la educación—para asegurar que su hijo, y todos los hijos de su comunidad, tengan oportunidades en el futuro. Fue poco después de la elección de Trump cuando ella se dio cuenta de que estaba embarazada.

“Mi esperanza es hacer todo lo que tenga en mi poder para crear un mundo donde (mi hijo) pueda prosperar como un niñito morenito”, dijo Castro.

Al final, Castro perdió su elección por un margen de un poco más de 350 votos. Pero la esperanza que tiene ella y otros candidatos latinos sigue viva.