María Castro: Ser madre la impulsó a postularse

María Castro está postulándose a un puesto en la junta escolar del distrito de Phoenix, como una nueva mamá, Castro decidió empezar su carrera política buscando un cambio dentro del sistema educativo. (Cortesía María Castro)

La noche en que el Presidente Donald Trump fue electo, María Castro, una hija de inmigrantes quien hacía años luchaba por los derechos de los inmigrantes en Arizona, vio su mundo desmoronarse. Ante sus ojos, un hombre quien tan públicamente despotricó en contra de inmigrantes, se convertía en el nuevo presidente de los Estados Unidos.

En aquel momento, dijo Castro, “fue muy difícil encontrar esperanza”. Y como organizadora comunitaria, dijo, “si no tienes esperanza dentro de ti, ¿Cómo vas a difundir la esperanza en una comunidad”?

Castro tenía sólo 12 años cuando su madre fue deportada a México. Vivió casi un año sin ella, uno de los momentos más difíciles fue el viaje de su familia a su nuevo país. Afortunadamente, su madre regresó, pero con su regreso, vino el miedo. Fue más o menos en esa época que la ex-gobernadora republicana de Arizona Jan Brewer promulgó la polémica ley SB 1070, que otorgó a las policías locales facultades extraordinarias para detener a personas si los oficiales tienen la sospecha razonable de que sean indocumentadas.

Castro interpretó la firma de esta ley como un ataque directo contra su familia – y también como un llamado de la acción. Era estudiante de secundaria cuando comenzó a organizar a un grupo de jóvenes en su escuela para luchar por una solución a la cuestión migratoria en el Congreso.

Desde ahí, pasó a las calles, donde luchó no sólo contra la SB 1070, pero también contra otras leyes anti-inmigrante aprobadas por la legislatura de Arizona y ejecutadas por el alguacil Joe Arpaio.

En el 2016, Castro ganó una importante batalla cuando Arpaio perdió las elecciones para lo que sería su séptimo mandato. Pero al mismo tiempo, se vio en el medio de un desafío aún más grande con la elección del presidente Trump.

En este momento, Castro sintió como si hubiera perdido toda esperanza. Pero unos meses más tarde, se dio cuenta de que la esperanza crecía dentro de su cuerpo. Estaba embarazada de su primer hijo, un niño a quien llamó Tizoc, como el príncipe azteca.

Fue ahí que decidió llevar su lucha desde las calles hacia los salones del poder.

En las elecciones del 6 de noviembre, está postulándose a un puesto en la junta escolar del distrito de Phoenix (Phoenix Union District), un puesto no-remunerado. Como una nueva mamá, Castro decidió empezar su carrera política buscando un cambio dentro del sistema educativo.

“Esta es una inversión para todos los niños de mi comunidad, es el reflejo de mi experiencia cuando yo estuve en la preparatoria, en donde yo pude alcanzar mis metas”, dijo. “Quiero mejorar el futuro para mi hijo y los hijos de todos mis vecinos y de mi comunidad, por eso continúo haciendo el trabajo que hago”.

Castro espera centrarse en aumentar los salarios de los maestros, el presupuesto de las escuelas y su personal de apoyo. Castro también quiere bajar la cantidad de arrestos que ocurren en estos centros educativos y hacer la educación más accesible para su comunidad y, así, para su hijo.

“Mi esperanza es que pueda hacer todo lo que está en mi poder para crear un mundo donde él pueda prosperar como un niñito morenito”, dijo Castro.