Soñadores en Arizona: Entre la esperanza y el escepticismo

Abriel Cervantes ha sido un estudiante excelente toda su vida, pero sin importar sus logros siempre ha visto que sus sueños educativos no pueden llegar más lejos que su estatus migratorio.

“Comparado a mis amigos aquí en el colegio pues ellos saben que cuando ellos se gradúen no tienen que preocuparse si podrían trabajar y yo sé que ahorita estoy viviendo como dos años a la vez”, dijo Cervantes quien tiene 22 años.

Ese es el plazo que dura su permiso de trabajo obtenido mediante DACA.

En el 2012, con una orden ejecutiva el expresidente Barack Obama creó DACA, un programa que le da amparo temporal de la deportación a estudiantes como él. Esto no sólo le dio una oportunidad de continuar estudiando sino de acceder a un empleo y a una licencia de conducir.

Más de 800,000 jóvenes como Cervantes en toda la nación cuentan con DACA.

En Arizona su experiencia ha sido dificultosa. Durante los últimos años el gobierno del estado ha intentado restringir los beneficios que este programa les ofrece.

Ahora que la administración del presidente Donald Trump podría ponerle un alto a DACA a raíz de una demanda, algunos tienen opiniones encontradas sobre la mejor estrategia para proteger la vida que construyeron en este país.

El 20 de julio, dos senadores, Lindsey Graham de Carolina del Sur y Dick Durbin de Illinois, presentaron una versión actualizada de la legislación conocida como “Dream Act” o el “Acta Sueño”. La propuesta de ley abriría las puertas para que los jóvenes, que han sido denominados como soñadores, alcancen la ciudadanía estadounidense.

En Arizona en especial, el anuncio es un alivio para algunos en un momento en que el gobierno estatal insiste en quitarles el acceso a una licencia de conducir y educación económica.

El proyecto de ley permitiría que los jóvenes que llegaron al país de 17 años o menos, sin documentos o con una visa que se venció, tengan un camino para obtener la ciudadanía. Para eso también hay otros requisitos: contar con un diploma de GED de la preparatoria o ser aceptado a una institución universitaria.

Pero no todos los jóvenes soñadores ven la legislación con confianza.

“Estoy muy preocupada sobre lo que pasaría si se pasara el Dream Act y como le puede impactar al resto de la comunidad inmigrante”, dijo Reyna Montoya, la directora ejecutiva de Aliento una organización que se enfoca en defender los derechos de inmigrantes.

Montoya explicó que no sólo tiene la conveniencia de los soñadores en mente, sino también la de los padres y familiares de estos jóvenes que tienen toda una vida en Estados Unidos.

Algunos activistas como Montaya opinan que todas estas personas deben ser incluidas en una solución más amplia y no por partes.

Esta no es la primera vez que el “Dream Act” se ha presentado como una alternativa.

En el 2010, una propuesta política similar fracasó en el Senado por cinco votos y por eso Montoya ve la presentación de los senadores Graham y Durbin con expectativas realistas.

“Sabiendo que los republicanos y demócratas han fallado con esta legislación en el pasado me hace sentir un poco escéptica”, explicó Montoya.

Otros jóvenes soñadores como Belén Sisa y Cervantes piensan lo contrario.

“Mucha gente dice que es egoísta que los jóvenes están luchando por el Dream Act, pero el Dream Act puede ser el primer paso hacia algo más”, dijo Sisa.

Cervantes opinó que los jóvenes como él necesitan una respuesta urgente.

“Nosotros los estudiantes somos el futuro más que nuestros padres. Podemos hacer más y contribuir más a este país que nuestros padres. Ellos sólo quieren que sus hijos tengan mejores oportunidades”, explicó Cervantes.

Cuando tenía cuatro años, Cervantes llegó a Estados Unidos con sus padres desde Sonora, México con una visa. Pero las visas que tenían se vencieron.

El plan era quedarse en Arizona para poder mejorar económicamente, dijo el joven.

“Aquí nos criamos en los Estados Unidos y aquí está nuestra nación, nuestro país”, agregó Cervantes.

Barreras educativas en Arizona

Los soñadores en Arizona han enfrentado algunas de las barreras educativas más duras que en otros estados.

“Los ataques contra los estudiantes indocumentados han sido uno tras otro, eso no tendría que ser algo que un estudiante tendría que preocuparse”, dijo Sisa.

En el 2006, los votantes de Arizona aprobaron una ley que obligaba a los estudiantes indocumentados a pagar colegiaturas hasta tres veces más caras como si fueran extranjeros. Se conocía como la Proposición 300.

Esta ley hizo que jóvenes como Cervantes se sintieran desanimados para completar sus estudios por ser tan costosos.

Pero al aprobarse DACA, la Junta de los Colegios Comunitarios del Condado Maricopa decidió en el 2013 que los jóvenes que son parte de este programa pueden pagar la misma matrícula que pagan quienes residen en el estado.

En otras palabras, esto significó que Cervantes pudiera iniciar sus estudios en varios colegios comunitarios. Pero siempre se sintió en el limbo, puesto que el exprocurador general del estado Tom Horne impuso una demanda contra los colegios comunitarios.

En el 2015, una decisión de una corte estatal en ese caso permitió que las tres universidades del estado le dieran acceso a los jóvenes a pagar una matrícula de residentes más económica.

Gracias a eso, Cervantes completó sus estudios.

Pero los posibles cambios a DACA y una nueva decisión de una corte de apelaciones en Arizona han puesto sus ambiciones educativas para alcanzar una maestría en contabilidad, en el congelador.

“Yo quería quedarme aquí pues por un master’s pero como ahorita está la cosa que no saben si va quedar el tuition the same (o matrícula escolar) para los dreamers”, dijo Cervantes sobre los posibles cambios a las colegiaturas. “No sé como voy a pagar por eso, entonces por mientras me voy a graduar en diciembre y pues haber que hago”.

En junio la Corte de Apelaciones de Arizona dictaminó que los estudiantes con DACA deberán pagar una matrícula escolar como si fueran estudiantes extranjeros, dando un revés a la decisión de otra corte.

Algunos días después, la Junta de Regentes que regula las universidades de Arizona decidió que continuarán permitiendo que los jóvenes con DACA paguen una matrícula estatal facilitando el acceso a la educación para cientos de estudiantes en el estado que forman parte de ese programa.

“Tenía esperanza que la decisión fuera favorable, especialmente porque no habría ninguna razón porque este voto fuera de otra manera”, dijo Vasthy Lamadrid, una de las estudiantes presentes durante la decisión.

DACA en la cuerda floja

La reciente decisión fue un triunfo pero ahora los estudiantes se enfrentan a un desafío que los pondría más allá de la adversidad financiera. El fiscal general de Texas Ken Paxton junto a una colación de 10 estados están amenazando con demandar al gobierno federal sino anula el programa de DACA. Paxton anunció que procederán con el litigio si la administración de Trump no llega a una decisión para el 5 de septiembre.

La decisión todavía está pendiente. En febrero Trump declaró que el tema de DACA para él es algo muy complicado y que tomará una decisión compasiva.

Según un estudio del “Migration Policy Institute”, una organización apolítica en Washington D.C. que se especializa en temas de migración, si pasara el “Dream Act” más de 1.8 millones de inmigrantes podrían beneficiarse.

Esto es algo que en última instancia está en manos del presidente, de acuerdo a analistas políticos.

“Cualquier cosa menos de pasar una solución para los soñadores es un desastre para el país, sería visto como un movimiento cruel”, dijo Pilar Marrero, periodista y autora especializada en temas de migración para la Opinión, un periódico de Impremedia. “La mayoría del país apoya a los soñadores y eso sale en las encuestas por todas partes con republicanos y demócratas, así que otra vez volvemos a Donald Trump creo que tiene que ver con él y lo que él decida hacer”.

Mientras tanto Cervantes se mantiene optimista sobre su futuro, ya que lo que esperan los miles de jóvenes como él está por ser decidido en los próximos meses.

“Gente como yo nada más estamos persiguiendo nuestros sueños, tenemos ambiciones y metas”, dijo Cervantes.